lunes, 4 de agosto de 2014

Vientos de Patria Grande

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres" Rosa Luxemburgo



El conjunto de compañeros y compañeras que militamos en La Juntada-La Mella formamos parte de una nueva organización de izquierda llamada Patria Grande. Esta nueva experiencia política, que nace a partir de la síntesis de varias organizaciones a lo largo del país, se propone construir una izquierda popular, revolucionaria, feminista y antiimperialista.
El lanzamiento de esta nueva apuesta de unidad no pretende hacer crecer un proyecto transformador a la manera de una creación a partir de la nada, esta experiencia busca hacer latir en el presente lo mejor de los recorridos históricos de todos aquellos que lucharon en pos de cambios profundos a favor del pueblo. Nosotros nos reconocemos en las tradiciones de lucha que han surcado nuestro país y nuestro continente, desde la resistencia indígena al colonialismo europeo, la resistencia en los ‘70 y el ejemplo de lucha de las Madres de Plaza de Mayo, hasta la lucha contra el neoliberalismo en las barriadas populares en la rebelión del 2001, nuestra historia está signada por las relaciones de dominación, de despojo y de miseria pero también por la resistencia, la alegre rebeldía y el ímpetu de un pueblo dispuesto a luchar por una sociedad mejor. Así como asumimos ese pasado, de la misma manera nos sentimos parte de los procesos transformadores que han tenido lugar en Latinoamérica en los últimos años, movimientos políticos que han conllevado un empoderamiento popular, un mayor nivel de auto-organización de sectores obreros y campesinos, y una mayor independencia económica respecto de los grandes poderes internacionales. Venezuela y Bolivia, son quizás los países en donde estos procesos adquirieron mayor vigor y radicalidad. Repensar esos movimientos populares de nuestra América, fuera de todo simplismo y dogmatismo, es para nosotros una tarea imprescindible para proyectar una perspectiva socialista para nuestros países.


Buena parte de quienes integramos Patria Grande somos una juventud heredera del proceso de fines de los 90 donde el pueblo expresó experiencias de organización discutiendo contra el sistema político imperante y contra las lógicas de toda la dirigencia política. Sobre ese proceso de movilización ha sabido montar su política el kirchnerismo, ha podido desarrollar una recomposición del sistema de acumulación apoyándose en algunas reivindicaciones propias del campo popular. En ese sentido consolidó un capital político a partir de iniciativas ciertamente progresivas como la Ley de medios, la Asignación Universal, el matrimonio igualitario, etc. Sin embargo la ausencia de una cambio en la matriz extranjerizante y concentrada de la economía argentina, hacen que hoy sólo sea posible como resultado el ajuste sobre los sectores populares. Nos encontramos, en este 2014, en un momento donde el ciclo kirchnerista se encuentra en crisis, la devaluación de la moneda para evitar la pérdida de reservas, la reconciliación con los organismos financieros internacionales y la creciente actitud represiva hacia los conflictos sociales son muestras del agotamiento del Kirchnerismo tal y cual lo conocemos. El recambio conservador parece inminente, tanto en la oposición como al interior del gobierno los sectores que toman fuerza son aquellos que resultan más proclives a un recrudecimiento del ajuste y a un avance sobre las conquistas populares. Sea quien sea el ejecutor de esa política, solo la resistencia popular y la unidad de los que luchan podrá hacerle frente a dicha situación.
Superar las limitaciones del  “capitalismo serio” parece la única manera de formular un cambio estructural en nuestro país que permita combatir la miseria y el déficit estructural en materia de salud, educación y trabajo.  Esto solo es posible si es planteado a partir de un proyecto que apunte a empoderar  a los distintos sectores populares, que son los únicos que pueden ser artífices de una transformación semejante, y a erguir un nuevo sujeto político y económico que rompa con las estructuras tradicionales de las clases dominantes, que no han hecho más que sumir a la argentina a ciclos de miseria, desempleo y ajuste.
La tarea que nos convoca es construir una alternativa que rompa con los moldes de las estructuras políticas tradicionales y con todas las variantes de administración del capital, una izquierda que no le tema a discutir sus propios dogmas para poder recoger al conjunto de tradiciones combativas de nuestro pueblo, solo con un movimiento de esas características es posible soñar con un argentina distinta.


Las banderas de la Izquierda Popular


Justicia Social
Sentimos la íntima proximidad de lo que estaba perdido en las brumas del tiempo o disperso en un catálogo de anécdotas inconexas y falseadas. Se vuelven vivas y reales las hazañas de Tupac Amaru, las esperanzas de tantos alzamientos de indios, negros, mulatos y zaparrastrosos que oligarquías crueles y rapaces ahogaron en sangre…”
John William Cooke


La justicia social en el seno del capitalismo argentino actual es una consigna revolucionaria. La lucha por hacer primar los derechos populares, por disfrutar el acceso a los servicios sociales básicos, por apropiarse colectivamente de la riqueza generada por el trabajo del pueblo, en fin, por conquistar mayores niveles de bienestar y felicidad colectivas, está vigente en nuestro país y forma parte de una disputa estratégica que tiene como fin último la conquista de la igualdad social en todos los planos.


Sin feminismo no hay socialismo
“En un mundo de gusanos capitalistas hay que tener coraje para ser mariposa”
Nuestro proyecto político se basa en la pelea contra todas las formas de opresión, explotación y discriminación.  En ese sentido, las reivindicaciones que levantamos desde el movimiento de mujeres y de diversidad sexual, como lo es el derecho a vivir libremente cualquier identidad de género, ocupan un lugar central y estratégico. Nuestra apuesta cotidiana a construir en espacios como la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito refuerzan la convicción de que ser libres también implica poder decidir sobre nuestros propios cuerpos. Entendemos que el único camino para una transformación verdadera no sólo es anticapitalista, sino también antipatriarcal, porque cuando decimos que “seguiremos luchando hasta que todos seamos libres” somos mujeres, varones, lesbianas, gays, trans, somos todxs.
Soberanía popular
Para poner en pie un nuevo proyecto de nación, realmente independiente, que se proponga el bienestar de las mayorías populares, el cuidado del ambiente y la defensa de los intereses nacionales, necesitamos el manejo soberano sobre los recursos naturales y los sectores estratégicos del sistema productivo, así como también modificar radicalmente los criterios que guían el sistema financiero. Es Imposible desde nuestro punto de vista una perspectiva semejante sin soberanía popular. Estamos convencidos de que a un modelo económico-social que ha significado más concentración y extranjerización económica, y que se ha sostenido (y propone sostenerse) en el relanzamiento de las estructuras políticas tradicionales, hay que oponerle un nuevo proyecto de país que tiene su pilar fundamental en el poder del pueblo trabajador y en la unidad de sus organizaciones y que se propone superar la dependencia, el saqueo y la irracionalidad que impone la lógica de la rentabilidad capitalista.


Patria grande.
S
"Sueños de Patria Grande sin duda se vislumbran, la Cruz del Sur alumbra  la cima de Los Andes, un viento vital se expande del Plata hacia el Amazonas, cruje y se desmorona el imperio del norte, y al águila y su cohorte la enfrentan mil palomasFalta y Resto  



En Nuestra América es imposible el ejercicio pleno de la autodeterminación y enfrentar a los factores del poder transnacional sin la conformación de un bloque de fuerzas populares que actúe mancomunadamente no sólo en situaciones defensivas, sino fundamentalmente para desarrollar políticas que pongan en primer plano las necesidades colectivas, el interés nacional y la soberanía popular en detrimento del interés del capital por expandir su capacidad de saqueo y de dominio al infinito.


Poder Popular
Estamos obligados a ir hacia la viva fuente del poder obedencial: la que desborda toda forma de representatividad”. Hugo chavez
La política y el poder aparecen en la sociedad actual como tarea de especialistas, como ámbito de incumbencia exclusivo de los que cuentan con los recursos económicos, apellidos ilustres o reconocimiento mediático. Es más, en el sentido común expandido por el neoliberalismo, la política es aquella práctica mezquina, sin ética y sin principios que llevan adelante aparatos corrompidos y burocratizados. Por el contrario, los compañeros y compañeras que integramos Patria Grande apostamos a la construcción de una política gestada desde abajo, discutida en nuestros barrios, lugares de estudio y de trabajo, nos jugamos por un proyecto que devuelva poder al pueblo. Por eso un pilar estratégico de nuestra organización es la construcción y el fortalecimiento del poder popular.


Socialismo
La prédica socialista hace vivir en un instante, dramáticamente, la historia del proletariado, su lucha contra el capitalismo, la prolongada serie de esfuerzos que tuvo que hacer para emanciparse idealmente de los vínculos de servilismo que le hacían abyecto, para devenir conciencia nueva, testimonio actual de un mundo futuro. Gramsci


Nuestro horizonte estratégico es la lucha para terminar con todas las miserias, muertes y padecimientos que el capitalismo produce a escala nacional y planetaria. Durante décadas las banderas del socialismo han sido defenestradas. Las fallidas experiencias socialistas del siglo XX y la hegemonía neoliberal instalaron con gran éxito la idea de que la única forma en que podemos vivir es bajo el capitalismo, que esto siempre ha sido y será así, y que a lo sumo la lucha es para que el capitalismo sea más “humano” o menos “salvaje”. Sin embargo, a la luz de las crisis recurrentes, las hambrunas, las guerras y las catástrofes ambientales, hoy vuelven a ser millones en todo el mundo los que se rebelan contra esta realidad. Más aún, gracias a la lucha que los pueblos de Nuestra América hemos protagonizado, gracias al surgimiento de liderazgos como los de Hugo Chávez o Evo Morales, la palabra socialismo reapareció en el vocabulario político de la última década.
El socialismo nuestroamericano que añoramos será obra de los pueblos o no será. Por eso el socialismo que reivindicamos es radicalmente democrático y está basado en el desarrollo del poder popular y del gobierno del pueblo. La fórmula, absolutamente abierta y en construcción, de “socialismo del siglo XXI” intenta expresar esta vocación profundamente democrática, creativa, latinoamericana y no dogmática que nos anima a la búsqueda de una “creación heroica” junto al conjunto de nuestro pueblo.


La izquierda popular en la Universidad


“Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de una orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección.”  Manifiesto Liminar de la reforma Universitaria de 1918, Córdoba.


Para quienes conformamos La Juntada-Patria Grande la militancia universitaria es un ámbito de disputa contra lo establecido, contra la cultura hegemónica, contra lo socialmente impuesto, como así también un ámbito de creación política y cultural. Creemos que es un espacio que cobra centralidad por su función de reproducción simbólica e ideológica y por eso es, para nosotros, una trinchera para pensar el cambio social. La universidad para nosotros tiene una centralidad en nuestra disputa política porque es en la universidad donde se forman los principales cuadros de las variantes políticas burguesas y donde se generan también los discursos que las sostienen. Sin embargo también en la universidad se han generado numerosos movimientos que han puesto en cuestión ese sistema de reproducción simbólica. La rica y extensa historia del movimiento universitario argentino, que siempre tuvo como elemento mas dinámico al movimiento estudiantil, da cuenta de cómo la organización y la lucha al interior de la universidad no solo ha producido reformas universitarias ejemplares para todo el continente sino que también ha abonado a los grandes movimientos populares que han luchado por cambios profundos en nuestro país. La llamada “reforma universitaria” del 1918 fue un hito para  el conjunto de la  juventud latinoamericana, demostrando que el movimiento estudiantil universitario no alza la voz para defender intereses corporativos particulares sino en pos de una transformación profunda de la sociedad toda.  Es así que planteamos, retomando ese legado, que la lucha por una universidad distinta es la lucha por un cambio social, que pensar una universidad de y para los obreros, campesinos, villeros y todos los sectores sub-alternos es dar un paso fundamental para la definitiva emancipación de los mismos. Una universidad democrática, popular, transformada y transformadora. Por eso luchamos.
Quienes gobiernan hoy las universidades nacionales, como en el caso de la UBA, pretenden que la lógica del negocio imperante en la sociedad sea la que organice el sentido de la enseñanza universitaria. Por un lado, intentando hacer del conocimiento una mercancía que la puedan calcular, fraccionar y vender como a cualquier otro producto a los cientos de miles de estudiantes que transitamos la universidad. Esta política privatista parece profundizarse con la llegada al rectorado de Alberto Barbieri, que asume con un claro programa de universidad-shopping: arancelando todo el contenido que puedan arancelar, quitando contenidos de grado para pasarlos a posgrados pagos y también avanzando sobre nuestro planes de estudio para orientarlos a las necesidades de las empresas, en pocas palabras que la universidad sirva para formar profesionales que solo les sean útiles a las clases dominantes.


También creemos que nuestra disputa por el rol social de la universidad debe ser integral para poder abordar las problemáticas gremiales, políticas y académicas. Pensamos que hay que pelear en lo gremial por el acceso y la permanencia a la universidad, por comedores estudiantiles, jardines materno-paternales y becas para que toda persona que quiera estudiar tenga la posibilidad de hacerlo. En el plano académico entendemos que hay que dar una lucha por planes de estudio orientados a resolver las necesidades de nuestro pueblo, por abrir a la pluralidad los enfoques sobre las distintas disciplinas, por incorporar una perspectiva de géneros en los contenidos de las carreras, y poder hacer de la enseñanza universitaria no una mera transmisión mecánica de conocimientos sino un verdadero ámbito de producción colectiva del mismo. En cuanto al rol político de la universidad, nos parece fundamental discutir cómo se plantea la relación con el “afuera”. Para nosotros es fundamental refundar la extensión universitaria, buscamos con nuestra militancia diaria discutir con el paradigma que plantea a la universidad como productora de contenidos que luego deben ser vendidos en el mercado, o en todo caso “bajados” a la sociedad para que la misma los absorba pasivamente. Creemos en una articulación más genuina y creadora que pueda llegar hasta los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, pero que también pueda nutrirse de los saberes populares, de la experiencia colectiva y del trabajo de sujetos que excedan el estrecho ámbito universitario. Buscamos una universidad que busque inmiscuirse en el barrio, en las fabricas, en la cárcel y en infinidad de espacios donde se pueda propiciar una dinámica de producción conjunta de conocimiento. Solo una universidad que se exceda a sí misma será verdaderamente una universidad que construya el cambio social.

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