lunes, 11 de agosto de 2014

El edificio se cae. Los estudiantes nos levantamos

Todos sabemos los males que hay donde estamos parados (por culpa de unos tarados y unos cuantos criminales)



En toda la UBA se vive la misma situación de falta de presupuesto; la plata no alcanza en la mayoría de las facultades y eso genera la ya conocida administración de la miseria presupuestaria. En algunas facultades, donde el rectorado tiene más peso, la salida es la precarización de los docentes, acompañada de los convenios con empresas privadas. La solución al ahogo presupuestario que se nos viene encima para quienes gobiernan la UBA no es pedir más presupuesto, sino salir a buscar fondos de empresas privadas.
En nuestra Facultad esto lo vemos todos los días, con las condiciones en las que está nuestro edificio, lo vemos cuando nuestros docentes hacen paro porque cobran poco, o ni siquiera reciben un sueldo por darnos clases. La falta de presupuesto también la vemos en que no nos alcanzan las aulas para cursar, y los horarios muchas veces son imposibles porque estamos laburando y no llegamos al práctico. Todo esto es producto de una política que se implementa en la Universidad de Buenos Aires, donde los principales instigadores son las fuerzas que ocupan el Rectorado.
Pero en Filo no nos quedamos atrás. La gestión ¿progre? de nuestra Facultad, mientras  discursivamente se enfrenta al Rector Alberto Barbieri, en los hechos no plantea una salida distinta ¿Cómo? Es una gestión que avala, mediante el voto, la asignación del presupuesto para Filo, y que hacia adentro no está dispuesta a dialogar con los demás sectores para avanzar en las refacciones necesarias para nuestro edificio. Para colmo, arrancó el año decidiendo unilateralmente que no había que refaccionar los baños ni pintar la facultad; había que construir garitas de seguridad y sacar una gran parte del aula Boquitas para convertirla en un depósito.  A fines del cuatrimestre pasado fueron todavía un paso más allá; decidieron dar de baja el espacio de discusión sobre el edificio: la Comisión Multisectorial, donde se reunían las representaciones de todos los claustros y gremios, espacio que ganamos los estudiantes con la lucha del 2010 y que logró elevar un plano del edificio nuevo con todas las reivindicaciones que planteábamos los estudiantes.


Ya no hay tiempo de lamentos, ya no hay más…


Si no queremos que nuestros reclamos se transformen en meras consignas pintadas en algún lado, necesitamos un gremio fuerte, participativo, en donde pueda incluirse a la gran mayoría de los estudiantes. En lo que va del año lamentablemente no ha sido esta la dinámica de la conducción del Centro, con asambleas que sólo convocan a la militancia, sin campañas unificadas que instalen un debate entre los y las estudiantes y sin poder ofrecer resistencia a los embates de la gestión, como lo fue el despido del profesor Colombo en un claro hecho de persecución política. Frente a esto la actual conducción (Partido Obrero y aliados) lejos de intentar que el centro pase a ser esa herramienta de lucha que todos queremos que sea, convierte las instancias del CEFyL en un escenario para dirimir las internas del FIT en vez de un espacio para debatir y organizarnos.
Es hora de hacer una autocrítica sobre el rol del centro de estudiantes durante el primer cuatrimestre, la dificultad para convocar espacios abiertos de debate y la incapacidad de organizar a los estudiantes para luchar por  nuestras condiciones de cursada. Es así que llegamos al segundo cuatrimestre, con la situación del edificio cada vez peor y con una conducción del Centro en manos del PO que perdió la instancia de discusión que ganamos con la lucha del 2010.


El que no avanza, retrocede


La instalación de un comedor universitario en nuestra Facultad es un reclamo que venimos levantando hace mucho tiempo porque entendemos que es responsabilidad del Estado y de la Universidad garantizar las condiciones de acceso y permanencia de los estudiantes universitarios. La lucha por los comedores, además, no es sólo nuestra y de ahora, sino que ha recorrido un largo camino en el siglo XX y es una reivindicación que levanta el movimiento estudiantil de todas las universidades nacionales.
Muchas universidades lograron, lucha estudiantil mediante, tener comedores con un menú a precios bajos, como son Córdoba y La Plata. Pero en otras universidades, como la UBA, en los últimos años no solo no pudimos avanzar con este histórico reclamo, sino que de la mano de la Franja Morada, retrocedimos. El estatuto universitario en su artículo 71 sostiene que “La Universidad considera que es de su obligación procurar que los estudiantes cuenten con alimentación y alojamiento adecuado y asistencia médica gratuita”. La Franja Morada, durante el anterior rectorado, decidió cambiar el estatuto y sacar este artículo, dejando de lado uno de los grandes reclamos para que el Estado se haga cargo del acceso y la permanencia en la Universidad. Si bien este fue un gran revés para el movimiento estudiantil, no nos damos por vencidos y en los últimos años salimos a dar la pelea por la instalación de comedores en varias facultades, entre ellas, Filo.
Desde La Juntada entendimos que era una prioridad que nuestro centro de estudiantes se pusiera a la cabeza de este reclamo y por eso, en 2011, armamos el comedor estudiantil que tenía un menú a precios bajos para que quienes cursamos en Filo pudiéramos comer a precios accesibles. Sabemos que, de ninguna manera esto cubría la necesidad de quienes estudiamos y trabajamos en Filo, pero entendemos que nos daba un piso para pelear por un verdadero comedor universitario bancado por el Estado. Tener el comedor estudiantil, además, nos permitió poner en discusión en todos los cursos la necesidad de que la Universidad construya el comedor universitario y que sea realmente un reclamo sentido por todos en Puan.
Es por eso que vemos que este último año con la conducción del PO hemos retrocedido en todo lo que logramos acumular en torno a la discusión sobre el comedor. En primera instancia porque no hay más menú estudiantil y la conducción mantiene que el CEFyL tiene un “bar”. En segunda instancia, porque como mencionábamos antes, además de que no discutimos sobre el comedor, también perdimos el espacio de discusión, que tenía como tarea construir un comedor universitario en el edificio actual.


¿Y con estos horarios cómo carajo curso?

Los horarios en la facultad, por la falta de aulas, son una de las problemáticas fundamentales que tenemos los estudiantes a la hora de cursar. Siempre que nos anotamos a las materias escuchamos la típica pregunta: ¿Con estos horarios cómo carajo curso? Probablemente en estas semana hayas leído o completado la encuesta que realizamos desde La Juntada. Los resultados hablan por sí solos.  Somos amplia mayoría lxs estudiantes que trabajamos y estudiamos. No solo eso, sino que más de un 70% lo hacemos más de 20 hs por semana. A esta altura ya no sorprenden a nadie las aulas superpobladas después de las 19:00 hs, que las primeras comisiones de práctico en llenarse sean los de la franja nocturna, o como a medida que avanzamos en la carrera es cada vez más difícil acomodar nuestros horarios. Si bien la falta de aulas es la principal causa de la pésima oferta horaria creemos que se podrían implementar ciertas medidas que en el mientras tanto apunten a solucionar nuestros problemas de cursada. Se hace urgente poder incorporar la mirada estudiantil a la hora de decidir los horarios de cursada, al fin y al cabo somos nosotros quienes más nos vemos afectados.


El edificio se cae, los estudiantes nos levantamos


Probablemente ya lo hayan leido en varios de nuestros materiales o lo hayan visto ustedes mismos, el edificio en el que cursamos ya no da para más. Si bien parte de esto se debe a cuestiones estructurales (las aulas insuficientes, la pésima circulación) hay una gran parte que se debe a problemas que podrían solucionarse en el corto plazo.
Los múltiples cortes de luz y de agua, los baños que se inundan casi a diario, la falta de salidas de emergencia y matafuegos muestran una vez más la desidia total de quienes viven la facultad desde el decanato y las oficinas administrativas. No podemos naturalizar seguir cursando en estas condiciones. La educación pública es un derecho y es nuestra responsabilidad defenderla desafiando el estado de las cosas. No nos podemos permitir convertirnos en una masa apática que sólo acepte las cosas como están.
Para poder avanzar en el nuevo edificio y también en mejoras en el actual resulta imprescindible un movimiento estudiantil en unidad, de pie y organizado. Tenemos que apostar a construir y fortalecer espacios de encuentro, debate y acción para poder avanzar en este sentido y así conquistar todas nuestras reivindicaciones.



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